"No somos prisioneros del destino ni de los condicionamientos externos que pesan sobre nosotros, ni siquiera de nuestra propia historia: en el presente cada cual desea lo que desea y es lo que denominamos voluntad, y por eso es libre. (…) Ser libre es hacer lo que uno desea, desear lo que desea, y por eso somos libres. Simplemente, esta libertad sólo existe en presente y, por consiguiente, no podría ser otra de lo que es ni actuar de otra manera que como actúa. (…)
Lo que lleva a la inacción, a la pasividad, a la abulia, no es la idea de que el porvenir no exista. Por el contrario, ésta es una idea tónica: ¡el porvenir no existe porque está por hacer! No, lo que lleva a la inacción, a la pasividad, a la abulia es la idea de que el porvenir ya existe en alguna parte, que ya está escrito, que ya es real y que basta, por lo tanto, esperar.
Hagamos un desvío por el pasado. Se impone a nosotros bajo la doble modalidad de lo imposible (ayer que nunca vuelve) y lo necesario (lo que aconteció no puede no haber acontecido). Esto puede vivirse con amargura, nostalgia, resentimiento, rencor, remordimiento… Otras tantas formas de la impotencia. Vivir en el presente, por el contrario, es habitar el lugar de la acción, de la potencia, de la responsabilidad. Evocamos a Nietzsche: “Nada puede la voluntad contra lo que está detrás”, por eso puede vengarse: “esta sí es la venganza misma: la repulsión de la voluntad por el tiempo y su fue”. El resentimiento es prisionero del pasado, así como la esperanza lo es del porvenir. La sabiduría nos libera del pasado o, más bien, esta liberación siempre inconclusa, es la sabiduría misma. Para quien supiera vivir en el presente, habría que decir: Esto si, esto es el amor mismo: la atracción del deseo por el presente y su “es”.
Cada cual comprende, no obstante, que vivir en el presente no es renunciar a toda relación con lo que fue. Sabiduría no es amnesia. Además, ¿Quién podría vivir sin memoria? ¿Qué sabríamos de nosotros mismos si no recordáramos lo vivido? ¿Cómo pensar sin recordar nuestras ideas? ¿Cómo vivir en el presente, aún, sin recordar el pasado inmediato? No hay consciencia instantánea ni conciencia sin memoria. ¿Debemos, por lotanto, encerrarnos en el resentimiento, el pesar, la nostalgia, el remordimiento?
De ninguna manera. Otra relación con el pasado es posible y necesaria (…) No de remordimiento, pesar o nostalgia sino de lucidez, de memoria, de fidelidad. ¿Significa esto que el pasado existe? No. Por el contrario, precisamente porque no existe son tan necesarios la memoria y la fidelidad: para darle, aquí y ahora, el ser que ya no posee. Se puede decir lo mismo acerca del futuro: solo existe puntualmente para nosotros, por nosotros, y existirá, más tarde, si existe el presente. (…) Somos responsables de lo que hacemos, por consiguiente, también, de las consecuencias previsibles de nuestros actos. Ello nos destina a una ética de la responsabilidad, como decía Max Weber.
Vivir en el presente no es renunciar a todo vínculo con el porvenir. ¿Cómo actuar sin prever, sin imaginar, sin anticipar? Sabiduría no es frivolidad, irresponsabilidad, abulia. No se trata de renunciar a toda relación con el futuro. Se trata de entenderla que esta relación se cobija íntegramente en el presente. No hay que pensar el porvenir porque exista. Por el contrario, hay que pensarlo porque no existe y depende así, por lo menos en parte, de lo que pensamos y queremos al respecto. Por eso imaginación, prudencia y voluntad son tan necesarias; para hacer aquí y ahora, que el porvenir, cuando esté presente, no se aleje demasiado de lo que deseamos.
En suma, el porvenir solo existe como presente, y solo se desea o prepara en presente. Porque es normal que el presente se preocupe de su continuación (todo ser tiende a preservar su ser).
Vivir en el presente no es vivir el instante: es vivir en un presente que dura y es permitirle, en la medida que de nosotros dependa, durar de la mejor manera posible. Es lo que los antiguos denominaban fronesis (prudencia, sabiduría práctica) y que podemos llamar, responsabilidad.
No se trata de esperar ni temer (lo que aún sería presente pero vivido en la impotencia): se trata de querer. Y no por un instante solamente, sino en el tiempo. Se trata de actuar, actuar de nuevo, actuar siempre. Por eso se precisa coraje: no contra el miedo solamente, sino contra la pereza. La representación del porvenir supuesta en toda acción, existe en acto, ysolo por eso puede motivar una acción."